Ayuda a la mayor conservación y estabilidad, además de abaratar el precio final del producto. Entre las principales aplicaciones se encuentra el blanqueo de papel y celulosa, además de ser ampliamente utilizado en la industria química y petroquímica, metalúrgica (producción de alúmina para la industria del aluminio), jabón y detergentes, industria textil (mercerización) y alimentación.