El hidróxido de sodio se utiliza en varias aplicaciones de procesamiento de alimentos, por ejemplo, para curar alimentos como las aceitunas o ayudar a que se doren los pretzels de estilo bávaro para darles su crujido característico. El hidróxido de sodio se utiliza para eliminar las pieles de los tomates, las papas y otras frutas y hortalizas para enlatarlas, y también como ingrediente en los conservadores de alimentos que ayudan a prevenir el crecimiento de moho y bacterias en los alimentos.